MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

(M.L. Estefanía)

MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

El autor

Marcial Lafuente Estefanía fue escritor e ingeniero industrial, nacido en Toledo el 13 de junio de 1903 y fallecido en Madrid el 7 de agosto de 1984. Su popularidad le vino como autor de novelas del Lejano Oeste y, en menor medida, de ciencia ficción.

Su estancia en Estados Unidos

Como ingeniero industrial entre 1928 y 1931 recorrió el norte de África y EEUU trabajando en diferentes proyectos de ingeniería. Allí se familiarizó con la cultura norteamericana y se documentó sobre su historia.  Pioneros, indios, sheriffs, forajidos… entraron a formar parte de su imaginario, así desarrolló una profunda pasión por el “Lejano Oeste”. Personajes históricos como Billy el Niño, Pat Garrett (el sheriff que le mató), el abogado Wyatt Earp, Jesse James y otros, inspiraron la imaginación de Marcial Lafuente Estefanía.

Una vez acabada la Guerra Civil y como consecuencia de haber pertenecido al ejército perdedor, no pudo ejercer su profesión. Por necesidad y teniéndose que buscar la vida, abandonó su actividad en el sector de la ingeniería y se dedicó en cuerpo y alma a la escritura de novelas del género Western.

MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

La Segunda República

Anarquista de ideas y defensor de los derechos humanos y de los trabajadores, se alistó a la CNT, saliendo elegido en la Segunda República como concejal del municipio de Chamartín de la Rosa (el actual distrito de Chamartín y Tetuán) de Madrid. Aquí defendió, aun poniendo en peligro su propia vida, a muchos vecinos acusados por motivos tan nimios como ser pudientes, tener algún familiar dentro de la Iglesia o ser delatado por una simple disputa vecinal o por pura envidia. Don Marcial se negaba una y otra vez a que a estos vecinos, acusados sin prueba alguna y con malas artes, fueran encarcelados en las “checas”, esas cárceles creadas en la zona republicana para detener, interrogar, torturar y/o ejecutar a los sospechosos de simpatizar con cualquiera que no comulgara con los ideales republicanos.

Se sabe que llegó a enfrentarse a Don Eusebio Parra Ruiz, alcalde del Frente Popular y dirigente de aquel ayuntamiento. Exigió la formación de una comisión de investigación y acusó a un camarada de haber ordenado una ejecución sin pruebas, algo que lógicamente no gustó a muchos de sus compañeros, quienes le intentaron acusar de traidor, sin conseguirlo.

Al ver cómo se desarrollaban los acontecimientos antes de estallar la guerra civil, acordó abandonar su concejalía, trasladándose a vivir a su ciudad natal, Toledo.

La Guerra Civil

Una vez instalado en Toledo y viendo qué cariz iba tomando la contienda, decidió no mantenerse impasible y se alistó como voluntario en el Ejército Popular el 5 de marzo de 1938. Pocos meses después fue nombrado “Comisario Político del frente de los Yébenes”, cargo que le igualaba a un General de Artillería.

Durante la contienda, se encontró con prácticamente los mismos problemas que había tenido en su paso por el Ayuntamiento de Chamartín de la Rosa. Lafuente Estefanía se jugó la vida para evitar que, desde las filas de su propio bando, el republicano, se asesinara a decenas de presos y amenazados de los dos bandos, negándose rotundamente a firmar ni una sola pena de muerte durante lo que duró la contienda. 

El 28 de marzo de 1939 se entregó a los franquistas en Ciudad Real, cuando la guerra ya estaba sentenciada.

MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

Procesamiento y pena de muerte

Fue encarcelado en la cárcel de Ocaña, donde estuvo dos años y medio, pasando penurias y hambre. En alguna ocasión, relató cómo falangistas sin escrúpulos le picaron como a una res.

Durante el consejo de guerra celebrado en Las Salesas el 31 de julio de 1941, el fiscal franquista solicitó para Lafuente Estefanía la pena de muerte, tras presentar los cargos por “Adhesión a la Rebelión”. Pero fueron muchos los testimonios favorables de personas relacionadas con el bando franquista y otros, supuestamente afines a sus ideas, los que testificaron a su favor, motivo que le valió para salvarse de la pena capital, sustituyendo ésta por veinte años de prisión. Sin embargo, poco después, gracias a su buen comportamiento, salió de la cárcel con una condena de prisión domiciliaria.

En una entrevista que le hicieron en el ABC en 1978 expresó: “yo he pasado mucho miedo, el miedo que puede pasar un hombre al que a las siete de la tarde le dicen que lo fusilan a las once de la noche…” En aquellos momentos llamé a una hermana, rectora de un célebre colegio eclesiástico, que me preguntó si llevaba el escapulario de la Virgen del Carmen, recomendándome que “ya que había luchado como un mal español muriera como un buen cristiano”. (ABC, Suplemento Blanco y Negro, 1 de marzo de 1978)

Entre otras muchas cosas, siempre  fue muy crítico con los compañeros que decidieron abandonar aquella difícil España del 39. Cuando muchos de ellos regresaron del exilio y eran tratados como héroes, solía comentar: «Realmente los héroes somos los que nos quedamos aquí».

El escritor

Fue en la cárcel donde el ingeniero, concejal y general republicano dio paso al novelista. Los muros de la prisión le privaban de libertad, pero en su memoria cobraron fuerza los recuerdos de su etapa en EEUU. Posiblemente, Marcial Lafuente Estefanía hizo un ejercicio terapéutico y como gran conocedor del siglo de oro de la literatura española que le inculcó su padre así como los episodios bélicos que vivió durante la guerra, le sirvieron para adaptar muchas de sus novelas ambientadas en el Lejano Oeste. De esta forma, adoptó el Western, como género literario para narrar historias similares a las que experimentó en los años de contienda, con asesinos implacables, tiroteos, rivalidades, huidas, proscritos…

Marcial Lafuente Estefanía escribía dónde y cómo podía. aprovechando cualquier soporte. En una de sus entrevistas, comentó: “Empecé a escribir prácticamente en un rollo de papel higiénico. No tenía cuartillas, no tenía pluma; entonces decidí utilizar un lápiz y el papel del retrete”.

Su manera de escribir se basó, entre otras muchas cosas, en un consejo que le dio el dramaturgo Enrique Jardiel Poncela: «Escribe para que la gente se divierta, es la única forma de ganar dinero con esto». Marcial Lafuente Estefanía creó relatos amenos, sin largas descripciones y con muchos diálogos; usando modismos muy característicos y acciones rápidas consiguió novelas ágiles y muy entretenidas.

A mediados de la década de los 40, Marcial Lafuente Estefanía se fue a vivir a Vigo, donde conoció al director de la editorial Cíes, Eugenio Barrientos. Con él publicó una novela romántica, pero su verdadera trayectoria se inició en 1943, cuando publicó su primera novela del Oeste: “La mascota de la pradera” Fue tal el éxito que tuvieron estas primeras publicaciones, que la editorial Bruguera de Barcelona se puso en contacto con él. Posteriormente, Marcial Lafuente Estefanía firmó con ellos un contrato y fue uno de sus autores de referencia. Durante varias décadas de relación, la editorial Bruguera publicó infinidad de títulos en tiradas de hasta un millón de ejemplares por libro, según diversas fuentes.

MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

Su legado

MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

Las novelas de Marcial Lafuente Estefanía se hicieron muy populares en la España de los años 50 y 60 y también en América Latina y el sur de los EEUU. No ha estado exento de críticas de “académicos”, debido a su estilo mundano y a la calidad de sus historias. Sin embargo, grandes intelectuales de nuestro país no han dudado en declarar su admiración por Marcial Lafuente Estefanía; pues gracias a él muchos se aficionaron a la lectura y los libros.

El filósofo Fernando Fernández-Savater lo recuerda como parte de sus lecturas de adolescencia y Joan Manuel Serrat lo menciona en su canción Romance de Curro “el Palmo”.

“Buscando el olvido /se dio a la bebida / el mus, las quinielas / y en horas perdidas / se leyó enterito / a don Marcial Lafuente / por no ir tras su paso / como un penitente”

 

MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

El mismísimo Francisco Umbral confesó que aprendió a escribir gracias a Don Marcial:

“Yo aprendí a escribir en sus novelas del Oeste. Yo quería ser de mayor como Marcial Lafuente Estefanía, y me había hecho, con tinta del colegio, un mapa del Lejano Oeste, la ruta de Tejas, la ruta del Oregón, el Cañón del Colorado, Dakota del Norte y del Sur, todo aquello, para llevar y traer a mis personajes a caballo. No sospechaba yo entonces que mis personajes, o sea Pitita, no iban a montar a caballo” (EL PAÍS, sábado 3 de junio, 1978)

El propio Don Marcial, consciente de las críticas, declaró en su entrevista del ABC: “No aspiro a la Academia, pero me han leído chicos y grandes. Lo que pasa es que a los mayores les da vergüenza reconocerlo”

Su popularidad llegó a la pequeña pantalla. Marcial Lafuente Estefanía formó parte del contenido de 300 MILLONES, un programa de máxima audiencia en la década de los 70. En la emisión del 9 de diciembre de 1979 el novelista de wésterns fue entrevistado en este programa ( LINK: 300 millones: 09/12/1979 | RTVE Play ) por José Domingo Castaño.

En la década de 1990, Ediciones B (la antigua Editorial Bruguera) emprendió la edición de algunas de sus novelas más famosas, como Lucha de madereros, con gran aceptación por parte del público. Era tanta la necesidad de sacar material al mercado que sus dos hijos, Francisco y Federico, y mucho después su nieto Francisco, coadyuvaron en la creación de novelas, publicadas siempre bajo la firma del abuelo de éste último.

Marcial Antonio Lafuente Estefanía murió en Madrid, el 7 de agosto de 1984, y fue sepultado en el cementerio de la Almudena. En la actualidad sus restos descansan en el cementerio abulense de Arenas de San Pedro, localidad que además le dedicó una calle.

El pasado 13 de junio fue el 120 aniversario de su nacimiento, hecho que fue recordado en  el programa de radio Ser Toledo (LINK: Manolo Cerdán: «Marcial Lafuente Estefanía fue como un padre para mí» | SER Ávila | Cadena SER )entre otras muchas apariciones tanto televisivas como radiofónicas.