MARCIAL LAFUENTE ESTEFANÍA

(M.L. Estefanía)

El autor

Lafuente Estefanía  fue escritor e ingeniero industrial,  nacido en Toledo en 1903 y fallecido en Madrid en 1984. Autor de novelas populares sobre temas del oeste norteamericano y, en menor medida, de ciencia ficción.

Ingeniero industrial de profesión, ejerció su carrera tanto en España como en varios países de América y África. Como parte de su trabajo, recorrió Estados Unidos entre los años de 1928 a 1931. Abiertamente republicano, a la caída del régimen democrático entró en prisión en varias ocasiones, pero en ningún momento se exilió. Tenía una idea muy particular de aquellos compañeros que decidieron abandonar aquella difícil España del 39 aunque, con su talante afable y respetuoso, jamás se pronunció con las decisiones que tomaron otros. Años más tarde, cuando regresaron de su exilio, como si de héroes se tratara, muchas veces, comentó: «Realmente los héroes somos los que nos quedamos aqui».

Don Marcial Lafuente Estefanía, comenzó a escribir de forma concienzuda, en la carcel, aprovechando cualquier trozo de papel. En una de sus entrevistas, comentó:»Empecé a escribir prácticamente en un rollo de papel higiénico. No tenía cuartillas, no tenía pluma; entonces decidí utilizar el lápiz y el papel del retrete. Estaba en una sala quinta de uno de los hoteles en los que me recluyó el Gobierno»(concretamente en la carcel de Ocaña).
Durante la guerra, el escritor y dramaturgo Enrique Jardiel Poncela le había dado un consejo: «Escribe para que la gente se divierta, es la única forma de ganar dinero con esto». Ese fue el fundamento de su manera de escribir; desde el principio buscó la amenidad, prescindió de largas descripciones y trabajó los diálogos, con unos modismos muy característicos y una acción rápida.

En 1943 publicó su primera novela del Oeste, La mascota de la pradera, con Ediciones Cíes, editorial con sede en Galicia. El éxito de esta primera publicación le valió un contrato con el «gigante de la literatura de los años 50, 60, 70»: Bruguera. Durante varias décadas de relación, en esta editorial se llegaron a publicar infinidad de títulos en tiradas de hasta cien mil ejemplares por libro, según diversas fuentes.

Sus novelas de arquetipos llegaron a insertarse de manera profunda en la cultura popular tanto de la España de las décadas de 1950 y 1960, como de América Latina y el sur de los Estados Unidos, siendo sus publicaciones consumo corriente en quioscos de revistas con tirajes de hasta cien mil ejemplares. Su procedimiento literario, así como la calidad de sus historias desde puntos de vista más académicos, despertaron suspicacias, pues, por lo general, se basó en la adaptación de dramas populares y del Siglo de Oro, transvasados a versiones del lejano oeste. Puede afirmarse, sin embargo, que trasladó con éxito al lenguaje y a los valores de la lengua española los iconos del tema generado en Estados Unidos.

Ocasionalmente se sirvió de seudónimos como María Luisa Beorlegui, nombre con el que publicó Una aventura romántica (1943). Se encuentran ecos de su personalidad en la novela Braile para sordos de José María Mijangos.

Como parte de su influencia en la cultura popular, autores como Fernando Savater lo recuerdan como parte de sus lecturas de adolescencia y Joan Manuel Serrat lo menciona en su canción Romance de Curro “el Palmo”.  Tampoco podemos olvidarnos de Francisco Umbral, quien le confesó, ya bien entrada la democracia que él habia aprendido a leer gracias a Don Marcial. En la década de 1990, Ediciones B emprendió la reedición de algunas de sus novelas más famosas, como Lucha de madereros.

Era tanta la necesidad de sacar material al mercado que sus dos hijos, Francisco y Federico, y mucho después su nieto Francisco, coayudaron en la creación de novelas, publicadas siempre bajo la firma del abuelo de éste último.

Marcial Antonio Lafuente Estefanía murió en Madrid, el 7 de agosto de 1984, y fue sepultado en el cementerio de la Almudena.